Existe una relación indivisible entre la disponibilidad de agua y el cambio climático, reflejada en inundaciones, sequías, aumento del nivel del mar y cambios en los patrones de lluvias. El acelerado aumento de la temperatura global trae consigo más problemas en lo referente al agua.
Si bien la situación hídrica en Centroamérica es particular, por diversos factores socio-económicos y ambientales, es innegable que es una de las regiones más afectadas por la escasez del recurso y este problema sólo seguirá profundizándose. Desde esta perspectiva, como individuos podemos adoptar ciertas medidas destinadas a prepararnos para este terrible panorama, apoyándonos en herramientas como los tanques de almacenamiento Rotoplas.
¿Cómo afecta el cambio climático la disponibilidad de agua?
El aumento de la temperatura global tiene una incidencia directa en la alteración de patrones de precipitación. Esto tiene a su vez impacto en la disponibilidad de agua de diversas formas:
– Cambio en patrones de precipitación: en algunas áreas se experimentan sequías prolongadas, lo que reduce la disponibilidad de agua dulce; mientras que en otras regiones llueve de forma más intensa, lo que causa inundaciones.
– Fusión de glaciares: las temperaturas tan altas provocan que los glaciares se derritan, disminuyendo la cantidad de nieve. Esto afecta directamente aquellas fuentes de agua dulce que dependen de la escorrentía de nieve y hielo, lo que afecta la disponibilidad de agua, además de contribuir con el aumento del nivel del mar.
– Aumento de la evaporación: las altas temperaturas producen mayor evaporación de los cuerpos de agua y suelos, disminuyendo la disponibilidad de agua dulce.
– Aumento del estrés hídrico: cuando hay mayor demanda de agua que disponibilidad, hay estrés hídrico. Además de los problemas de disponibilidad del recurso, nos enfrentamos al aumento de la población y una gestión ineficiente del recurso; lo que inevitablemente nos lleva al estrés hídrico.
– Cambio en la calidad del agua: al aumentar la temperatura y reducirse el caudal de los ríos, aumenta la concentración de contaminantes y nutrientes, además el aumento de las temperaturas favorece el crecimiento de las algas tóxicas, lo que afecta la calidad del agua y tiene efectos perjudiciales para la salud pública.
– Impacto en la agricultura: el cambio climático disminuye la disponibilidad del agua de riego, además de modificar los patrones naturales de lluvia. Esto puede reducir la producción agropecuaria y aumentar la inseguridad alimentaria.
– Salinización de aguas subterráneas y costeras: la intrusión de agua salda en acuíferos, además del aumento del nivel del mar, reduce la disponibilidad de agua dulce para el consumo humano y uso agrícola.
El problema del agua en Centroamérica
Según informes de las Naciones Unidas, se estima que dos mil millones de personas en el mundo carecen de acceso a agua potable segura. Además, la mitad de la población mundial sufre de escasez de agua en algún momento del año. Estas cifras siguen en aumento por el crecimiento poblacional y la aceleración de la problemática del agua por el cambio climático.
En Centroamérica el problema es particular y complejo. Aquí el dilema no es la falta de agua, porque en líneas generales la región cuenta con una elevada disponibilidad hídrica como mencionan en informes de la UNESCO; pero el agua no llega a toda la población, sobre todo a las poblaciones más rurales y marginadas. Esto se debe a la forma que se gestiona el agua. La gestión de las cuencas fluviales es esencial para poder sobreponerse a este desafío, pero la falta de recursos y la capacidad institucional son obstáculos que se interponen sistemáticamente y que pueden llevar a la sobre explotación de fuentes de agua y degradación de ecosistemas acuáticos.
Otro de los grandes problemas de Centroamérica es que alrededor de 50 millones de personas viven en pobreza, lo que significa que no hay un acceso adecuado al agua y mucho menos al saneamiento. Esto se agrava con el cambio climático. Ejemplo de esto es la escasez del agua en la región el Corredor Seco (que abarca partes de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua) es muy marcada, por la irregularidad de las precipitaciones, lo que afecta aún más la disponibilidad del agua para el consumo humano, agricultura e industria.
La falta de saneamiento se combina con la escasez del agua. Esto trae consigo la contaminación de las cuencas de agua con desechos orgánicos, además de la contaminación industrial y agrícola. Esto plantea riesgos severos para la salud humana y también para el medio ambiente, profundizando aún más el problema de la escasez.
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¿Qué podemos hacer?
La forma más simple de enfrentar el problema es entender que es necesario tomar medidas para reducir el calentamiento global. Si se lograse limitar el aumento de temperatura a 1.5°C en vez de 2°C, se reduciría a la mitad la cantidad de personas que sufrirían escasez de agua. Y si bien la solución de este problema recae sobre las grandes empresas y los países que producen la mayor cantidad de emisiones; como individuos podemos modificar nuestros hábitos para evitar contribuir con la situación.
En cuanto a la escasez de agua, se hace imprescindible contar con tanques de almacenamiento de agua para poder contar con un suministro extra. Los tanques de almacenamiento Rotoplas pueden ser los aliados de las familias que deseen prepararse para enfrentar los embates del cambio climático, ya que podrás almacenar una cantidad adicional de agua para utilizarla debidamente cuando haga falta. Recuerda que lo más importante es aprovechar al máximo este recurso y nunca desperdiciarlo.